Las tecnologías se desvanecen, el estilo es eterno

Los usuarios se están alejando de la gran tecnología y están volviendo a una Internet más humana: una basada en la privacidad, la empatía y la conexión real. Escrito por nuestro director de diseño, Ollie Briggs.
Los buenos viejos tiempos de Internet

Tras años en los que Internet se centralizó y monopolizó cada vez más, los usuarios ahora quieren volver a la época en que Internet era divertido. Las sospechas que rodean a las grandes empresas de redes sociales están haciendo que las personas pasen menos tiempo en sus plataformas y más en espacios propios y especializados, como foros y grupos privados. Los estudios muestran que las redes sociales se han convertido en todo lo contrario, y ahora que nuestros feeds están dominados por personas influyentes, marcas y basura de la IA, no es de extrañar que la gente esté huyendo.

Privacidad, tiempo frente a la pantalla y conectividad

A medida que los usuarios de tecnología se preocupan cada vez más por la privacidad y su tiempo personal frente a la pantalla, algunos comienzan a evitar la tecnología por completo. El auge de la tecnología minimalista y el regreso de los tontos demuestran el deseo de volver a las conexiones con el mundo real. Las tecnologías futuras deben amplificar, en lugar de obstaculizar, la empatía y la creatividad humanas.

No habrá próxima gran novedad

A pesar de que todo el mundo busca el próximo gran momento del iPhone, todavía no ha sucedido. La adopción generalizada de nuevas tecnologías, como los relojes inteligentes y la realidad virtual, no se ha traducido en una experiencia de usuario verdaderamente revolucionaria, ya sea debido a las restricciones tecnológicas o a la fragmentación del mercado. A medida que el diseño de los teléfonos inteligentes prácticamente se ha estancado, los gigantes tecnológicos se apresuran a apostar por el próximo gran cambio.

La ética desciende a la anarquía

Nuestros sistemas regulatorios van a la zaga a medida que el avance tecnológico se acelera de manera exponencial, lo que significa que las leyes que rigen la tecnología suelen estar desactualizadas, lamentablemente inadecuadas o ausentes por completo. En este vacío, recae en las empresas tecnológicas la responsabilidad de autogobernar sus propias tecnologías con su propio código ético, arrastrándolas a las turbias aguas de la influencia política y la amenaza de ser rechazadas por un público en general polarizado.

El streaming es un desastre

La pandemia convirtió al streaming en el nuevo pastel que todas las empresas querían comer. Esta alocada carrera por sacar provecho dejó la experiencia del usuario en el olvido, y los clientes ahora se ven obligados a pagar por una nueva plataforma de streaming para cada película o serie que quieren ver. Cuando los usuarios a veces tienen que contratar varios servicios solo para ver diferentes temporadas de la misma serie, no sorprende ver que la piratería multimedia ha vuelto a aumentar.